miércoles, 29 de junio de 2016

¿DÓNDE VIVIMOS? ORÍGENES DE CÓRDOBA. LA HUERTA DE LA REINA

     La Huerta de la Reina, esa barriada que se enmarca en el distrito noroeste de la ciudad y  delimitada por la Avenida de la Libertad, la avenida Tenor Pedro Lavirgen, y las avenidas del Brillante y Llanos del Pretorio. Sus orígenes como barriada se remontan a la llegada del ferrocarril a la propia Córdoba. Pues debido a la construcción de las líneas ferroviarias se tuvo la necesidad de alojar a los obreros, siendo este lugar uno de ellos. Bien, el nombre que recibe dicha barriada, Huerta de la Reina, es recogido en honor a una antigua huerta que recibía el mismo nombre, y hasta aquí es lo que se conoce de este lugar. Pero, ¿Qué mas se sabe? ¿siempre fue huerta?, ¿a qué reina se refiere?
Durante la época musulmana, la ciudad de Córdoba se encontraba rodeada por una muralla, siendo el límite de esta muralla por el norte la que se conoce actualmente como Calle Ronda de los Tejares, de hecho, si se observa con detenimiento, restos de esta muralla, que también coincide con el trazado de la muralla romana, se puede ver por las cristaleras del Banco Cajasur que se encuentra frente al Corte Ingles. 

     Fuera de estos muros, desde la conocida Puerta Osario, conocida en aquella época como la Puerta Bab al- Yähud, o puerta de los judíos. Tras esa puerta, lindaba un cementerio conocido como Umm Salama, siendo con toda seguridad el cementerio más grande e importante de la Córdoba islámica. El nombre viene dado en honor a la nieta de Al-Hakam I, que fue también esposa del emir Muhammad I.  Este cementerio que fue ampliado en la parte final de la ocupación musulmana en Córdoba, sustituyó al conocido como Arrabal de los bordadores (rabad al Tarrazin).

     Será tras la conquista cuando el topónimo de Huerta de la Reina aparezca. Según las concesiones que el rey santo dio a cada una de las ordenes militares, a la Iglesia y a aquellos que lucharon por la reconquista de la ciudad, Fernando III otorgaría a estas lindes a San Pedro de Nolasco, quien en estos terrenos construyó los cimientos del hoy conocido como convento de la Merced. A tenor de las circunstancias matrimoniales, donde la reina Beatriz de Suabia, primer esposa del rey santo falleció en 1235, y la segunda esposa, la reina Juana de Ponthieu, casó con Fernando III en 1237, el topónimo se refiere a la reina madre Doña Berenguela (casualmente este barrio tiene una calle en su nombre).

    En el año 1305, la Huerta de la reina fue vendida para explotarla a otro de los grandes nombres de la reconquista, Pay Arias de Castro, señor de Espejo, que fue pasando por heredad hasta su bisnieta Beatriz Paes, quien la vendió a Alfonso Martinez, señor de las Albolafias. En 1401 este vendió la Huerta a Alfonso de Sousa, Alcalde Mayor de Córdoba, de la que pasaría a Leonor de Córdoba. Finalmente, las crónicas acaban con la Huerta de la reina en manos de la familia de Henestrosa, sin poder conocer quien fue el último de sus dueños.

    Hubo varios intentos de donar la Huerta de la Reina a la Iglesia, pero el encarecimiento que tenía su cuidado hizo que el cabildo catedralicio negara dicha donación, haciéndose cargo de ella miembros de la Orden de Calatrava, según recogen las crónicas. En esta primera época, el tamaño era tan grande que estaba dividida en dos: la Huerta de la Reina alta (o la de fuera) y Huerta de la Reina Baja (o de dentro),  Abarcando sus lindes con la frontera de las Huertas del Tablero bajo hasta el Convento de la Merced, el Convento de Santa Maria de las Duelas y con el Convento Real de San Pablo.

      Con el tiempo la Huerta de la Reina ha ido avanzando, tal como se dijo al principio, fue evolucionando como barriada junto con la llegada del ferrocarril, pero antaño fue una de las más fructíferas huertas del reino, y de la ciudad, dedicada a la Reina Berenguela, y antes de ello perteneció a un arrabal y un cementerio musulmán, dedicado a otra reina Salama.

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