Si pudiéramos volver atrás y contemplar en el pasar de los años la evolución del Alcázar, nos daríamos cuenta que se trata de uno de los edificios o incluso el más versátil que tiene Córdoba, pues este ha sufrido una serie de transformaciones entre sus muros y su función a lo largo de los siglos.
En época romana fue la Aduana o Forum Censorium, siendo además la casa del Gobernador y Cuestor de la ciudad. Dato curioso a este respecto a reseñar es que Julio Cayo Cesar estuvo alojado entre sus muros. En época musulmana este edificio del Alcázar pasó obviamente a manos omeyas, vestigios de aquella etapa son los baños califales que actualmente se encuentran en Campo de los Santos Mártires. Una vez finalizada la reconquista cordobesa llevada a cabo por el rey Fernando III el Santo, no sería hasta 1328 cuando otro rey (que ya mencionamos en el anterior post) Alfonso XI se interesaría en volver a construir una fortificación, volviendo a coger el Alcázar la importancia de siglos anteriores.

Entre sus muros en lo que hoy día se conoce como Torre de los Leones se encuentran una serie
de incisiones realizadas por los presos de la Santa Inquisición, esto hace indicar que este lugar actuara como celda de los reos a la espera de sentencia o a la espera de ser llamados para su encuentro con el tribunal. Con estas incisiones los presos intentaban demostrar su fe cristiana ante aquellos que los juzgarían.
En 1812 las Cortes Constituyentes de Cádiz realiza la abolición de la Inquisición, y este edificio pasaría a ser cárcel civil de la ciudad hasta que en 1931 se le volvió a dar una función militar, función que se mantendría hasta 1955, fecha en la que se cede estas instalaciones militares al Ayuntamiento de la ciudad, dueño del Alcázar hasta la actualidad, donde se realizan una serie de celebraciones como Bodas entre ostros actos.
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