miércoles, 8 de marzo de 2017

REPRESALIADAS Y OLVIDADAS.

    " Si dura fue la guerra, más dura fue la post-guerra" es una frase que habré oído decir a mi abuela tantas veces como día tiene el año, y es que no cabe duda de que en aquellos tiempos de hambre y penuria se les hizo la vida imposible a los vencidos, pero más dura aún se les hizo a las mujeres que en su derecho de igualdad fueron duramente castigadas y vejadas simplemente por el hecho de ser mujeres y alejarse del canon de mujer que la dictadura ordenaba.

    Este post está dedicado a ellas, a todas las mujeres que lucharon, e incluso dieron su vida por creer en un mundo más justo, por ayudar a los más desfavorecidos a costa, incluso, de su propia vida. Sirva como dato, que en Córdoba (tanto capital como provincia) hay un total de 500 casos de casos de represión contra mujeres, esta cifra, en palabras del espectacular artículo las pasionarias de Córdoba, escrito por Carmen Jiménez, se vería brutalmente superada si se conocieran todos los datos de aquellas mujeres desconocidas que sufrieron tal represión.

    Destacaré algunas de ellas, las cuales me pareció que demuestran perfectamente el abuso y la inquina que sufrieron estas mujeres durante los años que duró la contienda bélica y la post-guerra. En primer lugar, reseñar la figura de Ricarda Ana Cobacho Cañete, una mujer humilde que dedicó su vida a la enseñanza de los más pobres. Se ganó la enemistad de la Guardia Civil cuando luchó vehementemente por unos terrenos, los cuales se destinarían a un colegio en lugar de un cuartel como estaba previsto. Estando en Jauja, (pedanía que pertenece a Lucena) siguió su labor docente, y era víctima del acoso de un Guardia Civil, Ricarda denunció este hecho y el guardia civil fue trasladado. Este, nunca olvidaría tal ofensa y cuando estalló la contienda volvería a por Ricarda, la cual nunca quiso abandonar ni su posición ni su pueblo. La docente sería arrestada, purgada con aceite de resino, rapado el pelo y obligada a hacer un paseillo que era común en todos los rincones de aquella España. Su cuerpo sin vida fue encontrada cerca del arroyo.

    Antonia Fernández Serván, miembro del PCE en Córdoba y concejal del Ayuntamiento de la ciudad, después de las elecciones de febrero de 1936. Este hecho le marcó para siempre, y le llevó a una vida de vejaciones constantes por ir a huelgas y manifestaciones, algo que sólo estaba destinado para los hombres. Su conducta poco femenina, dentro de los cánones del régimen la llevó a prisión durante varios días. Tuvo que huir de Córdoba y nunca más se supo de ella. Mismo camino recorrió María Ortega Aguallo, fichada, vejada y torturada por asistir a manifestaciones y huelgas (incluyendo la de 1934) donde llegó incluso a entorpecer la circulación en la electromecánica. 

    Y aunque no es de la capital, pero si debo de hacer mención al menos de Laura Contreras Fernández, conocida como la segunda pasionaria, quien representaría en 1937 a Córdoba en la I Conferencia Nacional de Mujeres Antifascistas. Ella era una maestra de escuela, natural de Villaviciosa. Fue encarcelada durante tres años por escupir al paso del ejército golpista. Tuvo que trabajar como institutriz pues se le prohibió la docencia, pero a menudo, se le podía ver dando clases a los más desfavorecidos. 

    Podría seguir dando ejemplos, pero no acabaría nunca. La mujer fue siempre vejada, ultrajada de las peores maneras imaginables, y todo por el simple hecho de ser mujer y no dedicarse a sus labores, por reivindicar un mundo más justo, más igual y por alejarse de los cánones establecidos.  Se le purgaba con aceite de resino, se le rapaba el pelo y se le humillaba constantemente, estas mujeres que dieron su vida en algunos casos, por desgracia, no serán recordadas. No veréis sus nombres en calles o esculturas que las representen. No se harán homenajes que honren su memoria, y muchas de ellas seguirán en las cunetas a las que un día fueron arrojadas. Por eso, este post va dedicado a ese inhumano número de represaliadas y olvidadas mujeres luchadoras que hicieron de su vida, una lucha constante para un mundo mejor. 

     

    

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